Colecciono mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen. No espero nada de los hombres,
colecciono amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quise una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendí un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó. Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
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